Schmidt Mária

La filósofa de cabecera de Orbán: "Vox es lo más significativo en España desde Aznar"

Schmidt, directora del museo 'Casa del Terror' en Budapest, ha sido una cercana colaboradora de Orbán durante años. Afirma que Hungría se enfrenta a una "guerra cultural".

La democracia liberal ha muerto, ¡viva la democracia liberal! En la última década, la derecha identitaria y nativista europea ha estado rearmándose en su particular guerra cultural contra el progresismo. Y la ola nacional-populista que está canibalizando a la democracia cristiana europea clásica se entiende un poco mejor con un ojo en Maria Schmidt, filósofa de cabecera del primer ministro 'iliberal' de Hungría Viktor Orbán, historiadora oficial y oficiosa de su partido gobernante Fidesz y una de las arquitectas de la narrativa nacionalista y proteccionista de la cabeza más visible del grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) en la UE.

Maria Schmidt es una figura muy cercana al primer ministro húngaro Viktor Orbán, con quien ha trabajado "desde hace años" como asesora oficial o directora de varios institutos de pensamiento y ramas gubernamenteles, y extraoficialmente como inspiración e historiadora fetiche del mandatario. El politólogo e intelectual búlgaro Iván Krastev la denomina "intelectual de referencia" de Orbán. Maria Schmidt es también directora de la 'Casa del Terror', el museo más visitado de Hungría, que recibe cuantiosas partidas presupuestarias del Gobierno.

Para Schmidt, la historia no es neutral. Tampoco debería serlo. Para ella, Hungría se halla inmersa en "una guerra cultural", y revisitar la historia es una buena herramienta para "defender la cultura húngara desafiada por la influencia globalista", impuesta desde las "élites de Bruselas". "Todo el mundo utiliza la historia para sus propios fines. La historia es reescrita continuamente", afirma en entrevista con El Confidencial en Budapest. Una visión compartida por el propio Orbán. Si en 2014 Orbán acuñaba el término 'democracia iliberal' como el sistema que quería implantar en Hungría frente a la "democracia liberal" que abanderaba la UE, en el verano de 2018 Orbán anunciaba el inicio de "una nueva era cultural e intelectual" en el país magiar.

PREGUNTA: Con Fukuyama, parecía que la hegemonía de las democracias liberales era "el último capítulo" de la historia. Pero ahora, hablando con usted, que es historiadora, y húngara, y asesora del presidente húngaro Viktor Orbán, quien acuñó el término "democracia iliberal"...

RESPUESTA: Esa idea era un error ya en el momento en que la escribió Fukuyama. La democracia liberal no era el único modelo disponible, porque China ya estaba probando su propio modelo. Cuando Estados Unidos derrotó a la Unión Soviética, y se convirtió en el único poder mundial, por mucho tiempo pareció que éste era el único modelo posible en el mundo. Y ellos mismos, Estados Unidos, pensaron que lo que China estaba experimentando también acabaría conduciendo a una democracia liberal, porque la propiedad privada y el mercado producirían la configuración de una democracia liberal de cualquier forma. Pero después de la crisis financiera en 2008, quedó claro que el mundo se estaba volviendo multipolar y todos estos polos tenían su propio modelo que ofrecer. Que no había un solo modelo existente. Y esto es a lo que el primer ministro Orbán se refirió en su famoso discurso en 2014. Lo que dijo fue que esos otros modelos son también viables, y que en lo que respecta a Hungría, él estaba optando por una democracia no-liberal y estableciendo su propio modelo, que era mantener la democracia como tal, pero no el sistema post-liberal en el que el liberalismo se ha convertido.

Tenemos entonces los distintos modelos. El modelo chino, el modelo de los países musulmanes, que es muy diferente, y aquí en Hungría estamos también intentando probar nuestro propio modelo. Y entre todos estos modelos quizá hay una cosa en común es lo que hoy se llama "populismo". Populismo en este sentido significa que estos regímenes tratan de tener en cuenta el interés del mayor estrato de la población, y por tanto, no son proyectos elitistas en el modo que las democracias liberales se han convertido.

P: ¿Por qué Hungría ha ido hacia este camino? ¿La Unión Europea no ha entendido a estos países (Europa del Este)?

R: Eso ha sido un factor. La Unión Europea, que es una institución de la Guerra Fría, y que fue creada como respuesta al desafío soviético, se negó a cambiar [ese espíritu con el que fue creada] después del colapso de la Unión Soviética y su imperio. Y no estaba preparada contemplar nuestra experiencia particular e intereses. Y esperaron que nosotros nos integráramos y asimiláramos, mientras que ellos se negaron a cambiar.

P: Pero cuando Hungría se unió a la Unión Europea, se comprometió a esa integración y asimilación. Hungría aceptó eso cuando entró.

R: No teníamos otra opción. Ni ninguno de los países vecinos de la región. Occidente no mostró ninguna intención de ofrecernos gestos magnánimos. No hubo un 'Plan Marshall', no hubo ayudas para ‘limpiar’ la basura de 40 años de comunismo. Ellos 'liberaron' el capitalismo salvaje sobre nosotros, y se comportaron con nosotros de maneras que en sus propios países nunca habían sido toleradas. Y la oferta fue: debíamos hacer todo lo que ellos esperaban que hiciéramos y, una vez dentro de la Unión Europea, nos convertiríamos en socios en igualdad de condiciones… Algo que no pasó.

Occidente no mostró ninguna intención de ofrecernos gestos magnánimos. No hubo un 'Plan Marshall', no hubo ayudas para ‘limpiar’ la basura de 40 años de comunismo.

Es cierto, nosotros también queríamos llegar a ser como ellos; no hubo resistencia en contra de este proyecto porque teníamos muy poco conocimiento sobre Occidente, nosotros habíamos estado aislados de ellos por casi medio siglo, y en muchos aspectos no nos habíamos dado cuenta de la situación allí. El resultado fue que la red asistencial que se había construido en mayor medida en el comunismo y socialismo fue profundamente sacudida, y mientras tanto los deseados niveles de opulencia no se materializaron, muchas personas perdieron sus trabajos, y tuvieron que empezar de cero.

P: Otros países del grupo de Visegrado críticos con la UE, por ejemplo Polonia, han defendido que no es que quieran salirse, sino cambiarla desde dentro. ¿Es el caso de Hungría?

R: Nosotros también creemos que la Unión Europea sería una institución importante si consiguiera cambiar y queremos contribuir al hecho de que la UE se adapte así misma a las expectativas del siglo XXI. Lo único que ha estado haciendo la UE desde 1990 es preservar el 'statu quo', pero esto es imposible, porque el mundo ha cambiado.

P: ¿Cómo empezó su colaboración con Orbán?

R: Empecé a trabajar con él en 1994 cuando Fidesz era el partido más pequeño del Parlamento húngaro. Ha habido periodos en los que esta relación era formal, otras veces informal, diría que tenemos una relación de amistad.

Lo único que ha estado haciendo la UE desde 1990 es preservar el 'statu quo', pero esto es imposible

P: Tanto a Orbán como a usted se les acusa de querer reescribir la historia...

R: Por supuesto todo el mundo usa la historia para sus propios objetivos. Para eso es la historia, al menos en lo que nos concierne a la gente hoy día. Todo el mundo se vuelve a la historia para buscar respuestas a las preguntas a las que nos enfrentamos hoy. Ver qué problemas hubo en el pasado y cómo fueron solucionados… La historia es continuamente reescrita por todo el mundo. No es neutral. Esto es muy normal.

P: Dice que todo el mundo usa la historia en su propio beneficio, ¿cómo la está usando Hungría?

R: En el sentido de que nosotros usamos la historia para potenciar nuestra identidad como húngaros y sacar fuerza de ella para el futuro. Porque nosotros los húngaros hemos pasado por muchas tragedias y penurias, y cada vez hemos sido capaces de empezar todo de nuevo, y levantarnos nuevamente. Y aquí estamos, en el siglo XXI, las cosas no están mal, y somos libres e independientes. Como húngaros, debemos preservar nuestra cultura.

Todo el mundo usa la historia para sus propios objetivos. Para eso es la historia, no es neutral

P: ¿También reescriben la historia en los monumentos? Ha habido muchas críticas en este sentido con un monumento en concreto, la estatua conmemorando las víctimas de la ocupación nazi, que presenta a los húngaros como un pueblo invadido y la Alemania nazi como única culpable de la persecución de los judíos. Pero en Hungría había un gobierno colaboracionista y años antes de la ocupación nazi ya había promulgado leyes antisemitas...

R: Siempre hay idiotas que intentan exponer varias interpretaciones, pero estas interpretaciones no tienen nada que ver con la estatua. En nuestra interpretación, la ocupación nazi [marzo de 1944 a abril de 1945] fue una tragedia para toda Hungría, una tragedia nacional. Y nosotros consideramos a los judíos de Hungría parte de la nación.

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Es fácil seguir la huella de esta historiadora y su batalla por la narrativa incluso en las calles de Budapest. En la plaza Szabadság se levanta una de las estatuas más polémicas (de las muchas) de la capital húngara: un ángel -que representa a Hungría- atacado por una amenazante águila negra tocada con un brazalete nazi. Pese al bombo y platillo con el que se anunció, el monumento, ideado por la propia Schmidt en colaboración de otros miembros del gabinete de Orbán según la prensa húngara, tuvo que ser colocado de noche y casi a escondidas. Según los críticos, la estatua reafirmaba la narrativa, impulsada por Schmidt y el gobierno de Orbán, de que Hungría no tuvo ningún tipo de participación en el Holocausto y fue una víctima de los nazis. Frente al monumento se ha levantado una 'contrarréplica ciudadana', en forma de velas, recuerdos y mensajes en varios idiomas advirtiendo de esta "falsificación de la historia".

La polémica ha perseguido a Schmidt también en un segundo proyecto museístico, la 'Casa de los destinos', que iba a ser un museo para recordar la persecución contra los judíos húngaros. Cuando se supo que "la revisionista" Schmidt -que también ha firmado artículos advirtiendo de la "israelización de Europa"- iba a ser la encargada del proyecto, la comunidad judía húngara levantó la voz.

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P: También ha tenido problemas con el nuevo museo del Holocausto, "La Casa de los Destinos"...

R: La polémica se originó por el hecho de que cierta gente intenta emponzoñarnos con el punto de vista israelí y estadounidense en el que nosotros queríamos presentar el Holocausto y en este caso la tragedia de las víctimas infantiles del Holocausto como parte orgánica componente de la tragedia húngara en la II Guerra Mundial. Queríamos mostrar a los visitantes húngaros qué tragedia tan grande fue el Holocausto para los húngaros. Porque consideramos a los judíos húngaros parte de esa nación.

P: Ha dicho que el uso de la historia es para potenciar la identidad húngara. El 95% de los húngaros son étnicamente húngaros, es un país muy homogéneo, y de hecho la inmigración no es ningún problema, no reciben casi nada de inmigración. ¿Por qué han elegido entonces esta narrativa de que la inmigración es ‘el mal’?

R: Históricamente, Hungría solía ser un país multiétnico. Pero al final de la Guerra Mundial, los poderes decidieron que Hungría debía ser un estado nación homogéneo. Y nos hicieron pagar un gran precio y nos cercenaron el territorio húngaro. Es como si Cataluña, el País Vasco y Valencia se separaran de España. Eso fue un terrible 'shock', miles de húngaros se encontraron en otros países.

[Schmidt se refiere al tratado de Trianon, firmado en 1920 tras la Primera Guerra Mundial. En él, se establecían las fronteras de Hungría tras la desaparición del Imperio austrohúngaro. Hungría perdió casi dos tercios de su territorio original. Áreas que habían pertenecido al reino de Hungría pasaron a la entonces Checoslovaquia, Austria, Rumanía y Croacia. En recuerdo a esa "afrenta histórica", el gobierno de Orbán levantará un monumento frente al Parlamento con un coste de cerca de 16 millones de euros. Según una reciente encuesta publicada por la empresa demoscópica Pew Research, un 67% de los húngaros cree que hay partes de países vecinos que realmente son húngaras. Es la cifra más alta de los países consultados.]

Ciertos países de Europa Occidental decidieron construir imperios coloniales, nosotros no. Así que ahora no sentimos ninguna responsabilidad por la desgracia de esta gente que busca una posibilidad de establecerse en Europa

Pese a todo no fuimos destruidos, sobrevivimos la II Guerra Mundial, sobrevivimos la ocupación rusa; pero somos un país homogéneo, así es la cosa. Y, a diferencia de ciertos países de Europa Occidental, que decidieron que ellos ocuparían tierras y construir imperios coloniales, nosotros no nos embarcamos en esta aventura. Así que ahora, quizá estos países a veces sienten la responsabilidad de lo que pasó. Nosotros, a diferencia de ellos, no sentimos ninguna responsabilidad por la desgracia o el destino de esta gente que ahora buscan una posibilidad de establecerse en Europa. Hay dos puntos aquí: uno es, como he dicho, que nosotros no sentimos ninguna responsabilidad por el destino de esa gente; el segundo es que es una decisión de un país soberano decidir quién puede y quién no puede cruzar sus fronteras y no vamos a dejar que otra gente nos diga lo que deberíamos hacer en este asunto como la canciller Angela Merkel intentó hacer en 2015.

P: Sí, pero yo me refería a cómo se ha creado el mensaje [desde Orbán y su gobierno] de que hay un problema con la inmigración, que hay una crisis… Pero no hay una crisis de inmigración en Hungría.

R: 450.000 personas trataron de cruzar a Hungría, yo lo llamaría una pequeña crisis.

P: En 2015. Hace 5 años.

R: ¡Fue un ‘shock’! Quizá España la gente ha olvidado ya cómo fue la ocupación musulmana. ¡Nosotros no lo hemos hecho! Estuvimos bajo dominio musulmán durante 450 años y no nos gustaría repetirlo. Lo probamos y no nos gustó.

P: En las pasadas elecciones municipales, vimos grietas en el mito de la 'infalibilidad' de Orbán. La oposición logró hacerse con la alcaldía de Budapest. Está fallando el apoyo generalizado en el país a Orbán? ¿Estamos ante una polarización de Hungría?

Hemos sido criticados en Occidente porque presuntamente la democracia no estaba funcionando en Hungría, y el sistema electoral no era democrático… Y aquí está la respuesta. Hay democracia y el sistema electoral funciona. Desde el inicio del siglo XXI hemos visto que hay una polarización del campo político no solo en Hungría, es un fenómeno mundial. También el estilo del discurso público se está volviendo triturador, una cosa que a mí personalmente no me gusta, pero así es como son las cosas.

P: ¿Ha sido Orbán un ejemplo para otros países en la región?

¡Eso espero! Pero nosotros también aprendemos de otros. Es quizá nuestra mejor cualidad, ver qué está pasando y cuáles son las mejores soluciones en otros países y tratar de adaptarlas a nosotros.

P: ¿De España, por ejemplo?

R: En la noche electoral [de las últimas elecciones generales en España] escuché todos los discursos, mi hijo me los traducía. Vox es lo más significativo que ha pasado en España desde que Aznar dejó de ser presidente del Gobierno. De Aznar, un presidente muy exitoso, aprendimos mucho. Vox, por su parte, se está reforzando y puede convertirse en el partido del futuro porque España está a punto de partirse en pedazos. Y el mensaje más importante de Vox es que la unidad de España debe ser preservada.

De Aznar, un presidente muy exitoso, aprendimos mucho

P: Muchos intelectuales de las pasadas décadas han venido de París o Berlín. ¿Cree que estamos ante un 'rearme nacionalista' con intelectuales del este?

R: No veo que esté viniendo nada últimamente ni de París ni de Berlín. ¡Soy incapaz de mencionar un producto cultural importante que venga de Francia aparte de Houellebecq!

P: ¿Estamos viviendo un choque entre Europa occidental y oriental?

R: Hay muchas líneas divisorias en Europa. Norte - Sur es al menos tan importante como Este - Oeste. Es posible por ejemplo que se forme también una alianza en el sur que nos incluya a nosotros y a los franceses también…

P: Salvini en Italia… ¿Cree que la 'democracia iliberal' estilo Orbán se está extendiendo?

R: Esta tendencia que está creciendo porque las élites de Europa occidental quieren preservar el 'statu quo'. Y el 'statu quo' no puede ser preservado. Las cosas están cambiando y Salvini es una de esas personas que quiere cambiar las cosas.

P: ¿Por qué cree que la Unión Europea no ha sido capaz de defenderse a sí misma en el campo de las emociones, o de la identidad, el identitario, algo que Orbán por ejemplo está haciendo muy bien?

R: Porque ésta es una enorme institución burocrática y tecnocrática para la que le es muy difícil tener una relación de amor… Nadie ama a los sistemas sin rostro. La única cosa positiva que han sido capaces de producir ha sido Jean Claude-Juncker, una persona ridícula, pero ahora no hay siquiera alguien de quien reírse.

P: Se está hablando en la UE de vincular el acceso a fondos europeos, como los fondos de cohesión, en función de si se respeta en 'Estado de Derecho'. Hungría y Polonia están en la mira, se ha llegado a presentar la opción del 'Artículo 7' contra ambos países...

R: Estos son juegos políticos. Bajo la ley soviética, la expectativa era que la línea del partido debía ser seguida, y cualquiera que no lo hiciera era llamado “revisionista”, etc. Ahora, si no seguimos su línea, en Europa te dicen que no respectas el Estado de Derecho.

Las amenazas están viniendo de los imperios, no de los Estados Nación

P: El nacionalismo exacerbado ha sido un hecho clave en muchos conflictos. ¿No cree que poner a Hungría en esta narrativa puede ser peligroso?

R: No veo a los Estados Nación amenazando la paz. Las amenazas están viniendo de los imperios, no de los Estados Nación. Y nosotros consideramos el nacionalismo como una autodefensa. Y nuestra forma de sobrevivir no amenaza a nadie para nada.

P: ¿Está Orbán empujando Hungría a una 'guerra cultural', el 'ellos contra nosotros'?

R: La guerra cultural es una de las cosas más importantes que están pasando en Hungría. Pero donde nosotros la vemos es en que tenemos, por un lado, la cultura húngara, que está siendo desafiada por una influencia globalista a la que no queremos apoyar. Por ejemplo, nosotros no queremos apoyar la idea de poner el asunto “racial” en el centro [del debate], porque de hecho nosotros nos hemos considerado un país muy homogéneo históricamente, como he dicho antes. Y este tipo de lenguaje se nos está imponiendo continuamente desde fuera. El tema de género, o el feminismo. Son cosas que no van con nosotros [la cultura húngara]. Las mujeres llevan emancipadas en Hungría desde 1945 y no nos interesa que nos den lecciones [al respecto] por gente que descubrió el feminismo en los 70. Las mujeres han trabajado en Hungría durante los últimos 70 años, nuestras abuelas ya trabajaban, además de ser madres y esposas.